Lo que enfrentamos en el 2018

En los días finales del 2017, publiqué una columna en este mismo diario titulada “Vete ya, infame 2017”, en el que narraba lo terrible y adverso que fue el pasado año para Puerto Rico. Durante ese período de tiempo, enfrentamos dos huracanes categoría 5, la destrucción total de la Isla, el gobierno radicó quiebra bajo el título 3 de PROMESA y la administración Trump pasó una reforma contributiva que minó nuestra competitividad industrial. El 2018 comienza como terminó el 2017, con muchos retos y total incertidumbre.  A continuación, presento unos lineamientos de lo que entiendo pudiera ser una agenda recuperación de cara al 2018.
 

Energizar el resto del país

El primer reto con el que comienza el nuevo año es que se logre energizar el 45% del resto de la Isla, que según datos de la propia Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) sigue sin electricidad a tres meses del paso del huracán “María”.
 
Estabilizar la economía

Los últimos datos sobre el mercado laboral corresponden a noviembre y reflejaron una merma de 40,000 empleos menos, a raíz del efecto del huracán. Todos los esfuerzos deben ir dirigidos a crear las condiciones para que las empresas privadas y la economía regresen a su funcionamiento normal.
 
El primer trimestre del 2018 será desafiante, toda vez que finalizarán las moratorias que proveyeron los bancos a miles de sus clientes, y luego de la época de navidad, se experimenta una reducción del consumo. A lo anterior hay que sumarle el hecho, que por el impacto de “María” muchos ciudadanos ya han agotado sus ahorros, y todavía no se ha normalizado el empleo. De intensificarse la emigración, los factores anteriores junto a este último tema pudieran crear grandes presiones en la economía.
 
Frenar la emigración 

El tercer punto en la agenda para el 2018, y consecuente con los primeros dos puntos, es detener el éxodo de miles de hermanos puertorriqueños, que continúan abandonando la Isla por los efectos devastadores de “María”. Hasta diciembre de 2017 se estimaba que 200,000 puertorriqueños habían salido hacia los Estados Unidos, y se desconoce si es de forma permanente o temporera. Puerto Rico se expone a la peor crisis migratoria desde la década del 1940 y 1950. De no lograr frenarse esta tendencia, nuestros estimados apuntan a que la población pudiera descender a 2.9 millones en el 2020.
 
Acelerar los procesos de reconstrucción

El gobierno local, la Junta Fiscal y el sector privado deben definir una agenda de colaboración que permita reestablecer la credibilidad de la Isla, ante el gobierno federal.
 
Es indispensable que el gobierno federal agilice el desembolso de los fondos para financiar la reconstrucción, y evitar que la caída en espiral de la economía se profundice aún más. Estimados preparados por nuestra firma apuntan a que si Puerto Rico recibe entre $15,000 y $20,000 millones, la economía puede ser capaz de experimentar tasas positivas de crecimiento económico, entre el 2018 y el 2020. Es importante destacar que este efecto será temporero, y que urge implementar políticas económicas y fiscales que promuevan crecimiento sostenido a mediano y largo plazo.
 
Implementar un Plan Económico y Fiscal

El gobierno debe dejar de postergar los cambios que le exige la ley PROMESA y poner en vigor un plan fiscal realista y valiente que permita implementar las reformas fiscales y gubernamentales que demanda, no solo la propia quiebra sino los efectos de “María”. Para neutralizar y mitigar los efectos de la austeridad que implica este plan, el sector empresarial debe hacerse cargo de un verdadero plan de desarrollo económico con metas claras de inversión, innovación y creación de nueva riqueza.  Dentro de la actual coyuntura, el pacto gobierno – sector privado es más necesario que nunca, para superar más de una década de estancamiento.
 
Reabrir los mercados de capital

El 2018 debe marcar el final de la dañina política pública de impagos de la deuda. Puerto Rico lleva desde el 2014 sin acceso a los mercados de capital, lo que es ya insostenible. Urge llegar a acuerdos con los acreedores utilizando las herramientas y el marco jurídico que provee PROMESA para salirnos del hoyo de la quiebra que tanto ha perjudicado a la imagen de Puerto Rico.  La recuperación de la isla y el financiamiento de proyectos como las alianzas público-privadas, requerirán de capital fresco, que debe de provenir de los mercados de capital.
 
Sentar las bases para la recuperación

Luego de una década en depresión económica, el 2018 debe ser el año en que por fin se logren implementar estrategias y políticas sensatas a favor del desarrollo económico de la Isla.  El golpe inadvertido que nos dio el Congreso, a finales del 2017, al legislar una reforma contributiva que nos alteró el paradigma sobre el cual fundamentos nuestro desarrollo, debe ser la última lección, para comenzar nuestro propio proyecto económico.
 
Utilicemos el nuevo año para pensar en grande y abrazar una verdadera agenda de cambios trascendentales en nuestro destino.