La recuperación económica es posible

A más de un mes del terrible efecto del mortal ciclón “María, la pregunta que ronda en la mente de los 3.4 millones puertorriqueños, es si luego de la devastación, es posible alcanzar una recuperación económica.
 
Previo, al impacto de “María”, los indicadores mostraban una economía con contracciones de entre 2% y 2.5%.
Nuestras proyecciones indicaban que para el 2018, la economía pudiera contraerse hasta -4% o -5%, como resultado de las medidas de austeridad que iba a implementar la Junta de Supervisión Fiscal.
 
Luego del impacto de “María”, los escenarios tanto fiscales como macroeconómicos han cambiado radicalmente, posiblemente para bien. El costo global del impacto del huracán sobre la economía pudiera llegar a $60,000 millones. En el corto plazo, persiste el riesgo de la falta de energía y sus efectos sobre la estabilidad de los comercios, y la emigración.
 
Las ayudas y el dinero nuevo que pudieran entrar a la economía pudieran ascender a $20,000 millones en los próximos 24 meses.
 
La inyección de FEMA se espera pueda llegar a $12,000 millones, mientras que los pagos de reclamos de las aseguradoras pueden ascender a $10,000 millones.
 
Los recursos que el gobierno federal pudiera inyectar en la economía pudieran ascender a $8 mil millones, entre préstamos y otros mecanismos de apoyo al gobierno de Puerto Rico. Así las cosas, toda la inyección de dinero de nuevo si se utiliza de forma efectiva puede tener un impacto sobre la economía.
 
La inversión en infraestructura, en nueva vivienda y de las propias empresas, como parte del proceso de recuperación, debe traducirse en una expansión en la economía que hemos estimado entre 2% y 2.5% para el 2018. Al igual que, en los últimos eventos naturales, como Hugo y Georges, el Producto Nacional Bruto (PNB) a precios constantes debe experimentar una mejoría.
 
Sin embargo, esto no representa que la inyección de dinero nuevo genere un proceso de crecimiento sostenible en la economía, ya que urge implementar importantes cambios estructurales e institucionales para lograr las metas de crecimiento a mediano a largo plazo. Pese a los efectos dinámicos que pueda representar la entrada de las ayudas federales y demás inversión, quedan temas no resueltos como la deuda, el ajuste fiscal, los sistemas de pensiones, entre otros, que habrá que atender.