La luz al final del túnel

Hoy comienza nuestro nuevo programa radial La Luz al final del túnel, también nombre del libro del moderador del programa y compañero de trabajo Gustavo Vélez. El programa tiene como objetivo analizar la situación económica de una perspectiva de oportunidad. Los medios se han tornado muy escépticos, mucho bochinche, farándula, y el puertorriqueño lo menos que quiere escuchar un sábado es el continuo ataque de malas noticias. Por eso, nos pusimos como meta contar historias de emprendimiento puramente puertorriqueñas para aquellos que se encuentran inquietos por el ambiente económico, puedan ver una luz, al final del túnel.


 
Para que me conozcan mejor, mi nombre es Chantal Benet, llevo trabajando 5 años en la firma de Gustavo Vélez, Inteligencia Económica, y ¡he hecho de todo! Comencé como economista junior haciendo análisis breves y algunas presentaciones, hoy en día somos un equipo grande donde superviso a otros jóvenes que también quieren mejorarse y ejercer en el campo de la economía. Logramos una colaboración con la Asociación de Estudiantes de Economía de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras, a quienes le donaremos las ventas generadas por el libro de La luz al final del túnel, para una beca para un estudiante de escasos recursos que quiera estudiar economía.
 
Como la mía, hay muchas historias. La cultura de Puerto Rico siempre ha sido destinada a crear empleados. El gobierno es el mayor patrono en Puerto Rico mientras que el sector privado siempre ha sido uno pequeño. Ahora, por circunstancias ajenas a cada individuo leyendo esto, nos encontramos en una crisis que nos enfrenta con una serie de medidas que ponen en riesgo la estabilidad del empleo. Le exhorto a todos que se separen de la idea tradicional de empleo y que miren más allá en busca de ser su propio empresario.
 
Llevo sin carro 3 meses en lo que resolvía con mi seguro (que todavía no me ha resuelto) y en lo que busco un nuevo carro para comprar. En ese ínterin me he montado con sobre 50 Ubers. La mayoría me han dicho que son personas que lo hacen a tiempo parcial para cuadrar con su otro trabajo o personas que se han quedado desempleadas y decidieron ser su propio empleado. Eso es lo mejor que tiene el puertorriqueño, que le gusta moverse y buscar empleo. Por más que digan “es que son unos vagos” o “busca empleo”, NO, esa no es la realidad. Lo más que quiere el puertorriqueño es trabajar. Lo ves cuando la mayoría migra a Estados Unidos en busca de empleo, o aquellos que dicen “por $20 te hago el trabajito”. El espíritu de echar hacia adelante está, lo que hay que hacer es dirigirlo en el camino correcto. Yo soy fiel creyente del mercado y en la oferta y demanda. En estos tiempos recomiendo:

 

  1. Buscar un nicho que necesite una demanda particular. Tengo una amiga que recientemente comenzó a pintar y esas pinturas las trasladó a accesorios de mujer, y con eso encontró su nicho.
  2. Estar seguro de tu producto. Eres tú el que lo vas a vender. Tienes que tener seguridad en lo que estás vendiendo porque si tu no lo quieres, ¿por qué otro lo comprará?
  3. Ser atrevido de manera inteligente. Veo muchos clientes que comienzan a levantar un negocio sin cuidar bien su capital, sin saber su estrategia de mercadeo, sin conocer de social media, y más. Lo importante es que con el poco dinero que tengas, aproveches el máximo.
  4. Aprovecha el mercado social global. Como dije en el punto anterior, tienes un mercado accesible por las diferentes plataformas de medios sociales como Facebook, Twitter, Snapchat, Instagram, LinkedIn, entre otros. ¡ÚSALOS! Con esto no sólo te enfocas en el mercado local pero en la diáspora.

No muchos hablan de la diáspora. Pero el mercado de puertorriqueños en Estados Unidos es uno que tiene alta demanda y poca oferta. Piensa si tu oferta puede suplir a esos.
 
Creo mucho en el potencial del pueblo puertorriqueño. Esta no es nuestra primera crisis ni será la última, y de todas las demás hemos salidos. Apuesto en Puerto Rico a que salga hacia adelante. Esto no puede ser solamente un discurso, si no, un movimiento.