Se acerca el momento de tomar decisiones valientes

La Junta de Supervisión Fiscal (JSF) ha accedido a la petición del Gobernador de Puerto Rico y ha extendido la fecha para la entrega del Plan Fiscal. Este plan es la pieza más importante del proceso de re-estructuración de la deuda y las finanzas del gobierno. La extensión del tiempo, le permitirá al nuevo gobierno desarrollar el plan con los parámetros establecidos por el ente supervisor. La JSF extendió el plazo hasta el 28 de febrero, para la entrega del documento.
 

Sin embargo, la flexibilidad de la JSF vino acompañada de peticiones específicas, sobre las reformas necesarias que esperan que implemente el gobierno, y que han causado consternación en algunos sectores.
 

El programa de medidas planteadas por la JSF al Gobernador, abarca $1,500 millones en impuestos, (incluyendo 4% a las corporaciones foráneas), $1,800 millones en recortes a la Universidad de Puerto Rico, y $1,200 millones en recortes a programas de salud y pensiones. El programa de ajuste, incluye también recortes severos al servicio de la deuda pública.
 

La magnitud del programa propuesto por la JSF, es severa por demás, no hay duda de eso, y tendrán duras repercusiones sobre la economía. Sin embargo, hay que evaluar dicho programa en el contexto político y económico de Puerto Rico y de Estados Unidos.
 

En primer lugar, el deterioro político y la grave situación fiscal de nuestro benefactor histórico, el “Tío Sam”, reduce grandemente las posibilidades de lograr apoyo financiero para mitigar los efectos de los ajustes fiscales. Por el momento, Puerto Rico no es prioridad en la agenda de nadie en Washington, y esto no se acaba de entender por la clase política. En otras palabras, no habrá un rescate federal. Mientras más división local proyectemos, más nos ignorarán en los círculos de poder en la Capital Federal.
 

Se acabaron las municiones
 

A nivel local, luego de una década en depresión, los gobiernos previos agotaron todo el arsenal de herramientas fiscales que hoy eran necesarias para salir de esta encerrona. Entre el 2006 y el 2016, se aumentaron los impuestos por $22,000 millones y se aumentó la deuda por $30,000 millones, y ahora, no hay más municiones disponibles para mitigar los efectos del ajuste que propone la JSF.
 

En palabras sencillas, perdimos el tiempo por una década, a pesar de las múltiples advertencias, hicimos lo incorrecto para atender la crisis, y ahora se nos ha dicho (por la JSF) tienen que hacerlo de una vez y por todas, aunque duela. La invitación es clara, tenemos que romper en frío a la “adicción” al gasto público y a la mala gerencia.
 

Irónicamente, la clase política lejos de enfrentar esta realidad con madurez y responsabilidad, anda por ahí, buscando a quien responsabilizar por la crisis. El nuevo chivo expiatorio es el status, o la falta de poderes políticos. El argumento ignora, que importantes ciudades en los Estados Unidos, han quebrado igual o peor que Puerto Rico, y países soberanos, como Grecia y Argentina, han corrido la misma suerte.
 

La gente ya ha estipulado, que la crisis fiscal de la isla es el resultado de décadas de mala gerencia y de malas decisiones, implementadas por diversos gobiernos desde la primera gran crisis en el cuatrienio de 1973 – 76.  La demagogia y la ignorancia, emergen de nuestros “líderes políticos” en el peor momento histórico. La crisis exige de todos nosotros, un gran sentido de responsabilidad, que se hace más meritorio en estos momentos.
 

Recomendaciones
 

Para enfrentar el gran reto que tenemos ante nosotros, recomiendo lo siguiente:
 

  1. Validar cuál es el programa menos dañino para la economía: Analizar cuál es la combinación que menos efecto puede tener sobre la economía. Sería ideal que entes como la Asociación de Economistas y el Colegio de Contadores Públicos Autorizados, puedan servir como entes independientes en este ejercicio de validación fiscal y de propuestas económicas.

 

  1. Programa de inversión privada: Las organizaciones empresariales deberían diseñar un programa de reactivación económica y auscultar dentro de sus matrículas de empresarios, cuál sería el potencial real de inversión en el corto plazo (1 – 2 años). La inversión es el componente más fundamental dentro de este proceso de ajuste, pues será la gasolina de la recuperación económica. Mientras más gasolina se pueda conseguir más rápido saldremos de la crisis.

 

 

  1. Esfuerzo multisectorial en el Congreso: Cualquier posibilidad de lograr algo por parte del gobierno federal, va a requerir unidad de propósitos. Recomiendo que, en vez de usar los recursos para cabildear por el status, (tema divisorio) nos enfoquemos en articular un grupo multisectorial, que incluya empresarios, sindicatos, grupos profesionales, y las tres fuerzas políticas. Este grupo puede crear mediante mandato ley para darle fuerza y legitimidad de política pública al esfuerzo. En el corto plazo, el Departamento del Tesoro, dispone de mecanismos para apoyar financieramente a Puerto Rico, como garantizar algún financiamiento o comprar deuda del gobierno. Esta inyección de liquidez es clave para mitigar el efecto de las reformas.

 

  1. Promoción de la Isla en el exterior: El gobierno y el sector privado, deben iniciar a la brevedad posible, un esfuerzo de promoción global, incluyendo América Latina, Asia y el Medio Oriente, para atraer inversión nueva y mostrar las oportunidades que ofrece la Isla. Se deben maximizar las leyes e incentivos disponibles, como la Ley 20 y 22, así como los demás programas de inversión. La economía necesita incrementar su inversión directa por $5,000 millones anuales por al menos una década para entrar a terreno positivo.



La coyuntura actual y las decisiones que tomemos, definirán si saldremos a flote unidos como pueblo, o sin las divisiones históricas que nos han traído a esta encerrona, terminarán hundiéndonos para siempre. Espero optemos por la primera.